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Los Cafres -por si se los perdió-

 

Y el momento tenía que llegar, sí señores, Los Cafres y su noche llegaron de la mano con Mística, quienes también se lucieron con la apertura del sabor, el baile y la alegría.

Haré una acotación un tanto superflua, pero siento que debo aplaudir la buena preparación logística del evento, porque desde que Dando Lidia llegó, ya había, de manera muy ordenada por cierto, una fila de expectativas hechas personas, ya se estaba agilizando el ingreso y todo parecía ser llevado a cabo de la forma más cómoda posible para todas las partes.

 

El Hall, que  estuvo casi a su 100 por cierto de aforo, esperaba, paciente, a que alguno de las agrupaciones se montaran a escenario para ponerlos a bailar a todos, incluso a las meseras del sitio - mientras todo y nada- la gente cantaba y movía sus cuerpos  con músicas  que el DJ del sitio se encargaba de hacer sonar, músicas ya reconocidas por casi todos, y quizá, hechas ícono ya del movimiento Reggae.

 

Dando Lidia se encargaba entonces, mientras se llegaba la hora anhelada por muchos, de registrar y reconocer el espacio y al público, verles todo el saborcito del baile, toda la gracia del reggae, todo el amor y la sonrisa. De Mística, como ya lo dije, fue la responsabilidad de prender aún más al público,  prenderlos en el mejor sentido de la palabra, animarlos para que la llegada de Los Cafres fuera todo un éxito, y para garantizar este éxito, Mística fue llamando uno a uno varios amigos "de la casa", para que juntos cantaran y así presentar su trabajo de ciudad, para ciudad, donde se hace necesario rescatar un mínimo homenaje al ya difunto Roberto Nesta Marley.  Entre tanto, los asistentes cantaban  y bailaban en el poco espacio que las mesas (normales en un sitio así) dispuestas permitían. 

 

Hasta que se aparecieron y ahí -nadie se quiso perder- Los Cafres, desde Argentina, vinieron, se parcharon en escenario y la gente los recibió con todo cariño, como quien recibe a un amigo de toda la vida, como a una banda muy de la casa, porque no se hizo esperar el corito alentador << Eeeh Los Cafreees>> se oía decir en repetidas ocaciones mientras disponían todo el sonido y acciones necesarias. No se hicieron esperar las solicitudes de canciones por parte de los espectadores, y así fue, cantaron de todo, y a todo pulmón se cantaron las canciones que por mucho los han hecho bailar con sentimiento, alegría y un tanto de amor. 

 

Fue entonces reggae, baile, parche, parceros, amor ... de todo, lo que invadió cada fragmento de El Hall mientras Guillermo Bonetto regalaba a su público la mejor disposición, porque él también bailó, brincó, y se divirtió con todos-como todos, incluso una que otra mano saludó de entre los tantos parchados que estuvieron en primera fila. Todos se sorprendieron cuando la banda salió de escena y  se creyó que el concierto había culminado, pero no, no señores, la banda salió de nuevo y cantó, para todos, más de sus éxitos,  qué hay que negar aquí, la noche, valió todo.

 

 

Andrés Valencia 

Quedan todos, muy cordialmente, invitados a visitar la galería de fotos de lo sucedido en nuestro Fanpage dando click en DANDO LIDIA 

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